Fresco como elefante
En una escena de Snatch, Turkish (Jason Statham) maneja su camioneta mientras toma leche de un envase de cartón. Su socio, Tommy, desaprueba la costumbre por razones que poco tienen que ver con la seguridad vial y se asemejan más a las de una nutrinfluencer de Instagram.
“Las vacas han sido domesticadas sólo durante los últimos 8000 años. Antes, corrían por ahí enloquecidas como camiones. El sistema digestivo humano no está acostumbrado aún a los lácteos”, asegura Tommy antes de tirar la leche por la ventanilla desatando -de paso- un efecto mariposa clave para la trama.
Más allá de si los lácteos son o no ideales para el consumo humano (mi teoría es que son ricos, así que venga nomás), a veces pienso en quién habrá sido el cristiano al que se le ocurrió por primera vez tomar leche animal.
En sí, la idea no es necesariamente asquerosa pero desata otras que sí lo son. Por ejemplo: ¿alguna vez escucharon hablar del kopi luwak? Es un café que se elabora con granos que previamente fueron comidos y defecados por civetas (estos animalitos bastante cute).
Los bichines eligen bayas en el punto ideal de maduración, y el paso de los granos de café por el intestino genera un proceso de fermentación que supuestamente lo vuelve mucho muy piolas y también a) mucho muy caros y b) mucho muy nocivos para el bienestar de las civetas. Ahora, ¿quién habrá sido el qué probó por primera vez esos granos de café? ¿Con qué cara fue y les contó a sus amigxs que básicamente había comido caca de civeta?
(Creo que ya usé este meme pero paja entrar a MailChimp a chequear)
La leyenda del nacimiento del Amarula es bastante menos asquerosa: se dice que el licor surgió luego de que alguien notara que los elefantes se ponían del orto después de que comían los frutos fermentados de la marula, un árbol que crece en varias regiones de África.
Pero la historia es tan piola como mítica. Un estudio de la Universidad de Bristol determinó que no hay forma de que un elefante pueda emborracharse comiendo frutos de marula. Sí, alguien hizo un estudio para probar eso. Con tus impuestos.
Un elefante adulto macho pesa entre 5000 y 6000 kilos, mientras que las hembras están entre 2500 y 3000. Para escabiar, necesitarían consumir -teniendo en cuenta su metabolismo y volumen de sangre- unos 27 litros de jugo de marula fermentado. Considerando que cada fruto de marula tiene unos modestos 22 ml de jugo, cada elefante tendría que manducarse 1500 frutas de marula para quedar chachalaco, asumiendo que cada una fermente hasta lograr 7 grados de alcohol.
Acá, sin embargo, no vamos a llamar mentiroso a nadie: puede haber pasado que alguien viera a algún que otro elefante borracho cerca de un árbol de marula. Pero la posible explicación apunta a pupas de escarabajo que viven en la corteza del árbol, que suelen ser utilizadas por la tribu San para envenenar las puntas de sus flechas, y que por ende podrían tener algún tipo de efecto a nivel neurológico.
Lo cierto es que a los elefantes efectivamente les gusta comer las frutas de la marula, y es por eso que la Southern Liqueur Company de Sudáfrica, fabricantes de Amarula, no sólo los volvió imagen de la marca sino que fundó varias iniciativas para proteger a la especie.
Originalmente, el Amarula -destilado a partir de la pulpa de la fruta- era transparente, pero luego evolucionó a una fórmula que incluye crema entre sus ingredientes, derivando en el licor sedoso de hoy, con un sabor particular que es a la vez levemente cítrico y algo “nuezoso”. Para mi, su atractivo tiene que ver con que es ciertamente goloso, pero tiene cierta liviandad frutal que lo hace menos abrumador que otros licores cremosos.
En Sudáfrica, el perfect serve (?) es el Springbokkie, un cóctel mitad Amarula y mitad licor de menta, servido en un chupito. Se dice que el ritual de tomarlo en los bares implica imitar a un antílope springbok poniéndose las manos detrás de las orejas onda Messi frente a Van Gaal e intentando agarrar el vasito sólo con los dientes. Para mi, boludeces no: la Amarula va como piña con cold brew, un toquecín de ron dorado y un sustito de soda. Y agarrando el vaso con las manos, por el amor de Zeus.
A menos que hayan estado viviendo en un refugio antinuclear durante toda la semana, seguramente se enteraron de que Lionel Messi estuvo de visita en la parrilla Don Julio. Y no es que no nos interese qué comió, pero claramente nos importa más qué tomó.
La datita fresca (?) es que las dos botellas que se pusieron sobre la mesa fueron un Montchenot tinto de Bodegas López cosecha 1987 (año del nacimiento de Lio) y un Zuccardi Aluvional Paraje Altamira 2017 (es la cosecha actualmente en el mercado junto con la 2018, pero coincidentemente el 2017 fue el año en el que logró anotarse el récord de mayor goleador mundial).
La línea Montchenot nació en 1966 y el blend tinto se elabora siempre de la misma manera, con cabernet sauvignon, merlot y malbec. Luego, madura en toneles de roble de Nancy, Francia.
Mientras tanto, el malbec Aluvional representa una selección de los mejores suelos de origen aluvial en el Valle de Uco, Mendoza. Además de Paraje Altamira, incluye los tintos Gualtallary y Los Chacayes.
Y si se preguntaban si voy a hacer autobombo, POR SUPUESTO: después de la final del mundial escribí algo sobre los vinos del campeón, por si se lo perdieron.
En el marco de la vendimia mendocina, Andes Origen amplió su portfolio yendo más allá de la birra y pre-lanzando en Mendoza su nuevo vermut Gustoso que estará disponible en todo el país en mayo.
Elaborado con 70% de vino malbec mendocino, el vermut se macera con hierbas cordilleranas, con un perfil donde resaltan las naranjas, los frutos rojos y la rosa mosqueta.